El triunfo del FC Barcelona ante el Celta de Vigo fue tan espectacular en el campo como revelador en el banquillo. Mientras los focos apuntaban a la dramática victoria por 4-3, detrás de escena se vivieron momentos cargados de emociones que podrían haber sembrado dudas, pero que el cuerpo técnico ha reinterpretado como una señal de fuerza colectiva.

Tres nombres se llevaron la atención por su reacción: Ferran Torres, Ansu Fati y el joven Héctor Fort. Todos, en distintos grados, mostraron su frustración por no haber jugado o haber salido del campo antes de lo esperado. Lejos de encender alarmas, en el seno del club esas escenas se ven con buenos ojos.

¿Qué pasó realmente?

Ferran mostró claramente su decepción tras ser sustituido, con gestos serios y silenciosos.
Ansu, más impulsivo, tiró el peto al suelo y pateó algunos asientos, incapaz de ocultar su enfado por no entrar en el partido.
Por su parte, Héctor Fort fue visto hablando con Hansi Flick tras el pitido final, lo que algunos interpretaron como una queja o malestar por su falta de minutos.

Pero fuentes internas del Barça han sido claras: no hay preocupación. De hecho, esas actitudes son bienvenidas. Para el cuerpo técnico, son síntoma de competitividad y deseo de protagonismo, cualidades esenciales en un momento decisivo de la temporada.

Hambre de protagonismo

Desde la perspectiva de Flick, estas reacciones son señales de una plantilla viva, donde nadie se conforma con un rol secundario.
“Preferimos jugadores enfadados por no jugar que indiferentes”, se comenta en el entorno del técnico alemán, convencido de que esa ambición es clave para alcanzar metas grandes.

El Barça está en plena lucha por todos los títulos, y contar con un grupo comprometido, incluso en el banquillo, puede marcar la diferencia entre una buena temporada y una histórica.

Casos distintos, mismo mensaje

Aunque las reacciones se interpretan en clave positiva, no todos los contextos son iguales.
En el caso de Ansu Fati, se entiende cada vez más que su etapa en el club podría llegar a su fin este verano. Su falta de protagonismo y gestos como los del domingo parecen confirmar un distanciamiento progresivo.

En cambio, lo de Fort fue tomado de forma completamente distinta. Según fuentes cercanas al club, su charla con Flick fue constructiva, sin rastro de desafío o falta de respeto.

Más motivación que división

Lejos de fracturar el vestuario, estas escenas se han convertido en una fuente interna de motivación. En lugar de interpretarlas como muestras de tensión, el Barça las ha transformado en combustible competitivo.

Porque en este punto de la temporada, con el triplete aún al alcance, tener jugadores con fuego interno y hambre de minutos no es un problema. Es una bendición.

Sezione: Primer equipo / Data: Lun 21 abril 2025 a las 14:00
Autore: Stefano Bentivogli
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